El mal diseño de las líneas causa un deficiente servicio y provoca las quejas de miles de usuarios
ROSA BIOT - Alicante
Sus hijos viven y trabajan en el barrio de San Gabriel de Alicante, a "12 minutos en coche" del Pla, donde reside. Basilio García recurrió al transporte público. "Cojo un autobús en la plaza de Pío XII que me deja en el centro, y allí, otro autobús. Tardo más de una hora en llegar". Un tiempo excesivo. "O coges el coche o no vas", explica. García, que es presidente de la asociación de vecinos del Pla (15.000 habitantes), considera que el barrio estaría bien comunicado por autobús "con frecuencias más cortas". Pero el bus en Alicante son frecuencias largas, "tiempos de espera altos", "vueltas estrambóticas", escasez de carriles específicos y "recorridos complicados y largos" diseñados hace al menos 15 años. La duración de algunos trayectos, coinciden todos, es disuasoria para los ciudadanos. La única línea que conecta Alicante con el aeropuerto de L'Altet, a nueve kilómetros de la ciudad, lo hace cada 40 minutos. Los socialistas en el Ayuntamiento de Alicante citan un estudio del Observatorio de Movilidad que refleja que sólo el 10% de los alicantinos "va a trabajar en transporte público y que Alicante está a la cabeza en uso de vehículo privado". La solución, según el socialista Jorge Espí, es rediseñar la red, "muy antigua".
Un informe indica que sólo el 10% de los alicantinos usa el transporte público
"Tiempos de espera excesivos, pocos carriles y recorridos complicados"
Entre los que desistieron de usar el transporte público para desplazarse al trabajo está Lola. Vive en San Blas, trabaja en la Universidad y si utiliza el autobús tarda una hora para un viaje que en coche cuesta entre 20 y 25 minutos. "Al ver lo que tardaba, me compré el coche", asegura esta vecina que defiende un servicio integral en el área metropolitana. Todo está en manos del Grupo Subús, concesionario de este transporte, a través de dos empresas: Masatusa, 12 líneas en Alicante, y La Alcoyana, 24 líneas (cuatro nocturnas) que cubren principalmente la conexión de ésta y su área metropolitana. Las dos líneas transportaron el año pasado algo más de 32,9 millones de pasajeros, apenas un 0,8% más que en 2005. En los últimos cinco años, con todo, los datos son más positivos y la cifra de pasajeros ha crecido un 7,5%. "Es imprescindible una reordenación global de las líneas, atendiendo a las necesidades", defiende un informe que CC OO presentó a la Consejería de Infraestructuras y Transporte. El presidente del comité de empresa de La Alcoyana, Gil Grimaldos, reclama "que se ajuste el servicio a la realidad. El problema es que no hay una conciencia de que el transporte público es necesario. Es un círculo vicioso: los usuarios no cogen más el autobús porque hay mal servicio y no se mejora porque no hay más usuarios". En la misma línea, Antonio Camarena, del comité de Masatusa, considera que la red debería tener una mayor frecuencia de autobuses.
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