Barcelona afianza su relación de amor con la bici, mientras que en Valencia la red está por conectar, y como en Madrid, no hay servicio público de alquiler
EL PAÍS - Barcelona - 02/12/2007
EL PAÍS - Barcelona - 02/12/2007
Es ecológico, cómodo, saludable y barato. El transporte en bicicleta gana terreno en la ciudad y ya es una alternativa seria al coche y al transporte público tradicional. La revolución ha llegado de la mano de los sistemas públicos de alquiler, como en Barcelona y Sevilla, donde se ha desatado una auténtica fiebre por la bicicleta. En otras ciudades, como Madrid, el coche sigue ganando la partida.
BARCELONA
Fiebre por la bicicleta
Hace mucho tiempo que los barceloneses han abrazado la bicicleta con entusiasmo. Pero el punto álgido de esa relación ha tenido lugar este año, con la puesta en marcha del bicing, un sistema de transporte público en bicicleta que ya ha seducido a 97.000 ciudadanos. Una avalancha de ciclistas que pronto causó algunos efectos no deseados. Los ciclistas, sobre todo los menos experimentados, invadieron las aceras y los carriles destinados a taxis y autobuses y el Ayuntamiento se vio obligado a endurecer la normativa vigente para poner orden. La nueva ordenanza entró en vigor a mediados de septiembre y ya han caído las primeras multas.
La normativa marca por primera vez la obligatoriedad de circular con timbre, luces reglamentarias y elementos reflectantes en las bicicletas. Y prohíbe estacionar junto a farolas, árboles o semáforos. Fue el fin de los privilegios de un colectivo hasta entonces casi invisible para la Guardia Urbana.
En sólo unos meses el bicing ha revolucionado una ciudad tradicionalmente volcada en este transporte. Por 24 euros anuales el usuario tiene la posibilidad de coger una bicicleta de las 150 estaciones repartidas por la ciudad, cifra que llegará a 200 antes de que finalice el año.
Barcelona soporta unos 70.000 desplazamientos en bicicleta diarios, según datos del Ayuntamiento. El consistorio trabaja ahora a marchas forzadas para habilitar carriles bici. Hoy estas vías suman 130 kilómetros sólo en la ciudad y está previsto que la cifra aumente a 150 antes de que acabe el año.
MADRID
El coche manda
"Cuando vas en bici, tienes la impresión de que todo el mundo te odia". A Tamara El Khouri, estudiante libanesa de 25 años, moverse en bicicleta por el centro de Madrid le resulta una odisea. Por la acera los peatones "te miran mal" y en la carretera, "ir entre los coches es un riesgo". Pero no se rinde. La usa para ir a clase casi todos los días. Madrid tiene 166 kilómetros de carril bici, de acuerdo con datos municipales, de los que 60 están en el anillo verde ciclista que rodea la ciudad. El resto "son tramos inconexos", denuncia Iñaki Díaz, portavoz de Pedalibre, una asociación con 200 miembros que reivindica este método de transporte como un sistema habitual.
El Ayuntamiento admite que no existen vías especiales para circular con dos ruedas más allá de estos carriles. Tampoco dispone de datos de usuarios, aunque el Observatorio de Movilidad Metropolitana estima que el 0,5% de desplazamientos diarios, unos 42.000, se hacen mediante este sistema. La Ordenanza de Movilidad para la Ciudad de Madrid prohíbe a los ciclistas circular por aceras y zonas peatonales que no estén habilitadas, a pesar de que la ciudad no ofrece muchas alternativas.
También establece que deben estacionar en espacios reservados, aunque el portavoz de Pedalibre asegura que "son casi inexistentes". A pesar de todo, no se tramitan muchas multas.
No existe ningún sistema de transporte público en bicicleta de iniciativa municipal. En Pedalibre, defienden esta forma de ir de un sitio a otro de la ciudad que "no depende de horarios y te permite hacer el trayecto de puerta a puerta".
SANTIAGO
Sin carriles bici
El grueso de los ciclistas que transitan por la ciudad son peregrinos, muchos de ellos catalanes, que vienen con sus, tantas veces, lujosísimas bicicletas de montaña. Ahora el Ayuntamiento, mientras anuncia una serie de medidas para potenciar el transporte ecológico de las dos ruedas, estudia la posibilidad de restringir el tráfico de velocípedos en el casco histórico, una medida que podría afectar a los peregrinos, que tradicionalmente han llegado hasta las puertas de la catedral en sus vehículos.
En Santiago no hay carriles bici. A pesar de que el gobierno local anunció hace cuatro años que se crearía uno que uniría todas las zonas verdes de la ciudad, a lo largo de siete kilómetros, hoy, el mismo Ayuntamiento reconoce que "es muy difícil" crear vías para ciclistas en un trazado urbano de calles tan estrechas. Sin embargo, después del programa piloto de la Universidade de Santiago de Compostela, que prestó a sus estudiantes entre el 10 de abril y el 30 de junio un centenar de bicis, y otra experiencia de la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta, que promueve (sin mucho éxito) el uso de la bicicleta entre sus funcionarios, el Ayuntamiento se ha sumado a la causa. Actualmente, busca entre las tiendas de estas monturas que existen en la ciudad un buen precio para adquirir 100 que serán alquiladas a los ciudadanos por el simbólico precio de seis euros al año. Además, prepara una ordenanza municipal para prohibir el tránsito por las aceras y obligar a las bicicletas a circular por el asfalto.
En una ciudad pequeña y accesible como Santiago (mucho más que Vigo o A Coruña), el empuje de los estudiantes y las iniciativas públicas ha incrementado significativamente, en los dos últimos años, el número de usuarios cotidianos, aunque todavía siguen siendo pocos y, prácticamente, todos ellos se conocen de verse pedaleando por la calle.
VALENCIA
Una red por conectar
Buen tiempo, temperaturas suaves la mayor parte del año y un casco urbano casi llano. Valencia reúne condiciones idóneas para el uso de la bicicleta como transporte urbano, pero la ciudad está lejos de agotar ese potencial. Y no es por falta de carriles bici, porque la red abarca 75,5 kilómetros y hay planes de ampliarla. "El problema es que son tramos inconexos, que se interrumpen de repente. No hay coherencia en la red", critica Fernando Mafé, miembro de Valencia en Bici.
Valencia fue de las primeras ciudades españolas en estrenar una vía exclusiva para ciclistas, a principios de la década de 1980, pero la red se estancó durante años y ha crecido finalmente a retazos, sin un plan específico. Así ha surgido un conjunto de carriles muy heterogéneo, de materiales diversos, unos en aceras y otros en la calzada junto a los vehículos, algunos más estrechos que otros. Los usuarios, además, se quejan de que una buena parte de los tramos desemboca en el antiguo cauce del río Turia, convertido en jardín, lo que revela que están pensados para el ciclista de fin de semana o el deportista. A pesar de los inconvenientes, se calcula que 20.000 personas van rodando por la ciudad diariamente.
El Ayuntamiento, gobernado por el PP, presume de construir carriles "seguros, siempre separados del tráfico", y del imparable crecimiento de la red, aunque algún tramo de los más nuevos, como el de la avenida del Puerto que lleva a la dársena de la Copa del América, se incorporará a la reforma de esta vía tras varias protestas ciudadanas. Fuentes municipales alegan que "la extensa red está poco utilizada para las dimensiones que tiene". El Consistorio admite el problema y promete ahora dar prioridad a la conexión de la deslavazada trama de carriles. En la fase final de planificación están las primeras zonas de velocidad 30 en los distritos del centro, y en estudio un servicio de alquiler de 700 bicicletas en 50 puntos a precios asequibles. Aunque la alcaldesa, Rita Barberá, lo anunció en enero de 2006, sigue pendiente de adjudicación.
BILBAO
Nueva ordenanza para la bici
Bilbao dispone ahora de 13,2 kilómetros de carriles bici, y la próxima semana aprobará un plan para que en un año y medio se alcancen los 45 kilómetros. Apenas dispone de áreas pacificadas para dar preferencia a las bicicletas sobre los otros vehículos: no llegan a media docena de tramos en la zona más céntrica. El consistorio realizó en octubre un recuento en las zonas por donde ahora hay carriles bici y concluyó que en dos puntos concretos hubo un tránsito total al día de entre 560 y 684 bicicletas.
Ahora no existe una ordenanza municipal específica para este transporte. La semana que viene el pleno municipal aprobará una normativa en la que se regula el uso de los carriles bici (bidegorris en el País Vasco), con especificaciones de los lugares por donde se puede circular y aparcar. Además, por vez primera fija la posibilidad de que en ellos transiten también patinadores y sillas eléctricas de minusválidos. Se prohíbe el paso de peatones o personas que realicen footing. La ordenanza, que entraría en vigor en diciembre, no establece sanciones en caso de incumplimientos.
La capital vizcaína ofrece además 197 bicicletas mediante un préstamo gratuito en 10 puntos diferentes de la ciudad. Este año, desde que se inició el servicio el pasado 4 de mayo, se han realizado 19.000 préstamos.
SEVILLA
Servicio público en expansión
La red urbana de carriles bici de Sevilla tiene ocho itinerarios radiales que cruzan la ciudad. El proyecto básico abarca 77 kilómetros, de los que ya están en funcionamiento el 65% (52 kilómetros). El gran impulso al uso de la bicicleta en la capital empezó a fraguarse en el anterior mandato municipal y es una de las prioridades del actual. La reciente peatonalización de las principales arterias del caso histórico, por las que sólo se puede circular a pie o en bicicleta, ha sido el espaldarazo definitivo para impulsar este transporte, que según un estudio municipal de julio, es usado por 23.000 personas en día laborable.
El servicio público de alquiler de bicicletas, Sevici, empezó a funcionar el pasado verano y a finales de octubre, cuando se realizó el último balance, ya había sido utilizado por 6.595 personas. De ellas, 2.100 son abonados de larga duración, que pagan una cuota de 10 euros al año para poder utilizar las bicicletas siempre que quieran. 1.100 personas emplean este servicio de alquiler cada día. Actualmente, hay abiertas 600 estaciones y otras tantas bicicletas disponibles, pero los planes municipales pasan por que antes de que acabe el año haya 150 estaciones operativas y 1.500 bicicletas en circulación.
Información elaborada por Pilar Álvarez (Madrid), Jaume Bauzà (Barcelona), Silvia R. Pontevedra (Santiago), Reyes Rincón (Sevilla), Sara Velert (Valencia) y Alberto Uriona (Bilbao).
Fiebre por la bicicleta
Hace mucho tiempo que los barceloneses han abrazado la bicicleta con entusiasmo. Pero el punto álgido de esa relación ha tenido lugar este año, con la puesta en marcha del bicing, un sistema de transporte público en bicicleta que ya ha seducido a 97.000 ciudadanos. Una avalancha de ciclistas que pronto causó algunos efectos no deseados. Los ciclistas, sobre todo los menos experimentados, invadieron las aceras y los carriles destinados a taxis y autobuses y el Ayuntamiento se vio obligado a endurecer la normativa vigente para poner orden. La nueva ordenanza entró en vigor a mediados de septiembre y ya han caído las primeras multas.
La normativa marca por primera vez la obligatoriedad de circular con timbre, luces reglamentarias y elementos reflectantes en las bicicletas. Y prohíbe estacionar junto a farolas, árboles o semáforos. Fue el fin de los privilegios de un colectivo hasta entonces casi invisible para la Guardia Urbana.
En sólo unos meses el bicing ha revolucionado una ciudad tradicionalmente volcada en este transporte. Por 24 euros anuales el usuario tiene la posibilidad de coger una bicicleta de las 150 estaciones repartidas por la ciudad, cifra que llegará a 200 antes de que finalice el año.
Barcelona soporta unos 70.000 desplazamientos en bicicleta diarios, según datos del Ayuntamiento. El consistorio trabaja ahora a marchas forzadas para habilitar carriles bici. Hoy estas vías suman 130 kilómetros sólo en la ciudad y está previsto que la cifra aumente a 150 antes de que acabe el año.
MADRID
El coche manda
"Cuando vas en bici, tienes la impresión de que todo el mundo te odia". A Tamara El Khouri, estudiante libanesa de 25 años, moverse en bicicleta por el centro de Madrid le resulta una odisea. Por la acera los peatones "te miran mal" y en la carretera, "ir entre los coches es un riesgo". Pero no se rinde. La usa para ir a clase casi todos los días. Madrid tiene 166 kilómetros de carril bici, de acuerdo con datos municipales, de los que 60 están en el anillo verde ciclista que rodea la ciudad. El resto "son tramos inconexos", denuncia Iñaki Díaz, portavoz de Pedalibre, una asociación con 200 miembros que reivindica este método de transporte como un sistema habitual.
El Ayuntamiento admite que no existen vías especiales para circular con dos ruedas más allá de estos carriles. Tampoco dispone de datos de usuarios, aunque el Observatorio de Movilidad Metropolitana estima que el 0,5% de desplazamientos diarios, unos 42.000, se hacen mediante este sistema. La Ordenanza de Movilidad para la Ciudad de Madrid prohíbe a los ciclistas circular por aceras y zonas peatonales que no estén habilitadas, a pesar de que la ciudad no ofrece muchas alternativas.
También establece que deben estacionar en espacios reservados, aunque el portavoz de Pedalibre asegura que "son casi inexistentes". A pesar de todo, no se tramitan muchas multas.
No existe ningún sistema de transporte público en bicicleta de iniciativa municipal. En Pedalibre, defienden esta forma de ir de un sitio a otro de la ciudad que "no depende de horarios y te permite hacer el trayecto de puerta a puerta".
SANTIAGO
Sin carriles bici
El grueso de los ciclistas que transitan por la ciudad son peregrinos, muchos de ellos catalanes, que vienen con sus, tantas veces, lujosísimas bicicletas de montaña. Ahora el Ayuntamiento, mientras anuncia una serie de medidas para potenciar el transporte ecológico de las dos ruedas, estudia la posibilidad de restringir el tráfico de velocípedos en el casco histórico, una medida que podría afectar a los peregrinos, que tradicionalmente han llegado hasta las puertas de la catedral en sus vehículos.
En Santiago no hay carriles bici. A pesar de que el gobierno local anunció hace cuatro años que se crearía uno que uniría todas las zonas verdes de la ciudad, a lo largo de siete kilómetros, hoy, el mismo Ayuntamiento reconoce que "es muy difícil" crear vías para ciclistas en un trazado urbano de calles tan estrechas. Sin embargo, después del programa piloto de la Universidade de Santiago de Compostela, que prestó a sus estudiantes entre el 10 de abril y el 30 de junio un centenar de bicis, y otra experiencia de la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta, que promueve (sin mucho éxito) el uso de la bicicleta entre sus funcionarios, el Ayuntamiento se ha sumado a la causa. Actualmente, busca entre las tiendas de estas monturas que existen en la ciudad un buen precio para adquirir 100 que serán alquiladas a los ciudadanos por el simbólico precio de seis euros al año. Además, prepara una ordenanza municipal para prohibir el tránsito por las aceras y obligar a las bicicletas a circular por el asfalto.
En una ciudad pequeña y accesible como Santiago (mucho más que Vigo o A Coruña), el empuje de los estudiantes y las iniciativas públicas ha incrementado significativamente, en los dos últimos años, el número de usuarios cotidianos, aunque todavía siguen siendo pocos y, prácticamente, todos ellos se conocen de verse pedaleando por la calle.
VALENCIA
Una red por conectar
Buen tiempo, temperaturas suaves la mayor parte del año y un casco urbano casi llano. Valencia reúne condiciones idóneas para el uso de la bicicleta como transporte urbano, pero la ciudad está lejos de agotar ese potencial. Y no es por falta de carriles bici, porque la red abarca 75,5 kilómetros y hay planes de ampliarla. "El problema es que son tramos inconexos, que se interrumpen de repente. No hay coherencia en la red", critica Fernando Mafé, miembro de Valencia en Bici.
Valencia fue de las primeras ciudades españolas en estrenar una vía exclusiva para ciclistas, a principios de la década de 1980, pero la red se estancó durante años y ha crecido finalmente a retazos, sin un plan específico. Así ha surgido un conjunto de carriles muy heterogéneo, de materiales diversos, unos en aceras y otros en la calzada junto a los vehículos, algunos más estrechos que otros. Los usuarios, además, se quejan de que una buena parte de los tramos desemboca en el antiguo cauce del río Turia, convertido en jardín, lo que revela que están pensados para el ciclista de fin de semana o el deportista. A pesar de los inconvenientes, se calcula que 20.000 personas van rodando por la ciudad diariamente.
El Ayuntamiento, gobernado por el PP, presume de construir carriles "seguros, siempre separados del tráfico", y del imparable crecimiento de la red, aunque algún tramo de los más nuevos, como el de la avenida del Puerto que lleva a la dársena de la Copa del América, se incorporará a la reforma de esta vía tras varias protestas ciudadanas. Fuentes municipales alegan que "la extensa red está poco utilizada para las dimensiones que tiene". El Consistorio admite el problema y promete ahora dar prioridad a la conexión de la deslavazada trama de carriles. En la fase final de planificación están las primeras zonas de velocidad 30 en los distritos del centro, y en estudio un servicio de alquiler de 700 bicicletas en 50 puntos a precios asequibles. Aunque la alcaldesa, Rita Barberá, lo anunció en enero de 2006, sigue pendiente de adjudicación.
BILBAO
Nueva ordenanza para la bici
Bilbao dispone ahora de 13,2 kilómetros de carriles bici, y la próxima semana aprobará un plan para que en un año y medio se alcancen los 45 kilómetros. Apenas dispone de áreas pacificadas para dar preferencia a las bicicletas sobre los otros vehículos: no llegan a media docena de tramos en la zona más céntrica. El consistorio realizó en octubre un recuento en las zonas por donde ahora hay carriles bici y concluyó que en dos puntos concretos hubo un tránsito total al día de entre 560 y 684 bicicletas.
Ahora no existe una ordenanza municipal específica para este transporte. La semana que viene el pleno municipal aprobará una normativa en la que se regula el uso de los carriles bici (bidegorris en el País Vasco), con especificaciones de los lugares por donde se puede circular y aparcar. Además, por vez primera fija la posibilidad de que en ellos transiten también patinadores y sillas eléctricas de minusválidos. Se prohíbe el paso de peatones o personas que realicen footing. La ordenanza, que entraría en vigor en diciembre, no establece sanciones en caso de incumplimientos.
La capital vizcaína ofrece además 197 bicicletas mediante un préstamo gratuito en 10 puntos diferentes de la ciudad. Este año, desde que se inició el servicio el pasado 4 de mayo, se han realizado 19.000 préstamos.
SEVILLA
Servicio público en expansión
La red urbana de carriles bici de Sevilla tiene ocho itinerarios radiales que cruzan la ciudad. El proyecto básico abarca 77 kilómetros, de los que ya están en funcionamiento el 65% (52 kilómetros). El gran impulso al uso de la bicicleta en la capital empezó a fraguarse en el anterior mandato municipal y es una de las prioridades del actual. La reciente peatonalización de las principales arterias del caso histórico, por las que sólo se puede circular a pie o en bicicleta, ha sido el espaldarazo definitivo para impulsar este transporte, que según un estudio municipal de julio, es usado por 23.000 personas en día laborable.
El servicio público de alquiler de bicicletas, Sevici, empezó a funcionar el pasado verano y a finales de octubre, cuando se realizó el último balance, ya había sido utilizado por 6.595 personas. De ellas, 2.100 son abonados de larga duración, que pagan una cuota de 10 euros al año para poder utilizar las bicicletas siempre que quieran. 1.100 personas emplean este servicio de alquiler cada día. Actualmente, hay abiertas 600 estaciones y otras tantas bicicletas disponibles, pero los planes municipales pasan por que antes de que acabe el año haya 150 estaciones operativas y 1.500 bicicletas en circulación.
Información elaborada por Pilar Álvarez (Madrid), Jaume Bauzà (Barcelona), Silvia R. Pontevedra (Santiago), Reyes Rincón (Sevilla), Sara Velert (Valencia) y Alberto Uriona (Bilbao).
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