sábado, 10 de marzo de 2007

90 PROPUESTAS CIUDADANAS POR UNA TRANSPORTE PÚBLICO SOSTENIBLE


90 PROPUESTAS CIUDADANAS POR UNA TRANSPORTE PÚBLICO SOSTENIBLE

CIUDAD,TERRITORIO Y MOVILIDAD

En el año 2007 la mitad de la población mundial será urbana, generando un incremento de movilidad sin precedentes. El transporte es el consumidor del 60% del petróleo extraído en todo el mundo y genera diferentes tipos de emisiones contaminantes, siendo el CO2 el principal causante del cambio climático que se está produciendo en el planeta. Los vehículos a motor son responsables del 94% de las emisiones de este gas de efecto invernadero y continúan basando su funcionamiento en un invento del siglo XX, el motor de explosión, que sólo aprovecha el 15% de la energía que contiene el carburante.La movilidad sostenible permite el transporte a unos costes sociales y ambientales menores a los actuales y se sustenta en tres pilares fundamentales e inseparables: la racionalización y restricción del uso del vehículo privado (alternativas basadas en la ecomovilidad), la potenciación del transporte público (reorganizando el espacio público y priorizándolo para el transporte público) y la planificación territorial adecuada (urbanismo medianamente denso en función del transporte público). Si falla una de estas tres premisas, la movilidad se dispara y se vuelve insostenible. En el año 2007, y por primera vez en la historia de la humanidad, la mitad de la población mundial será urbana. América, Europa y Oceanía ya disponen del 70% u 80% de población urbana sobre la rural, mientras que Asia y África tienen un 37%. Estos valores se irán incrementando e igualando progresivamente como consecuencia del progreso económico e industrialización de países en vías de desarrollo. La concentración urbana mundial genera un incremento de movilidad de personas y mercancías sin precedentes.

Las emisiones del transporte

El sector del transporte genera diferentes tipos de emisiones que, debido a la naturaleza no renovable de la mayoría de los combustibles utilizados, resultan contaminantes y causantes del conocido efecto invernadero. Los principales gases que genera la combustión de dichos carburantes son: CO2, CO, HC, NOx, SOx, partículas sólidas en suspensión y COV (compuestos orgánicos volátiles). De todos ellos, el CO2 es el que tiene mayor importancia, en términos absolutos, como gas de efecto invernadero y causante del cambio climático que se está produciendo en el planeta.En las ciudades, el transporte es además la principal causa de contaminación. Las emisiones del tráfico, a parte de influir sobre el clima, afectan especialmente a la salud de las personas.El CO2 de origen antrópico se genera por dos fuentes principales: la industria, en forma de emisiones concentradas y de fácil localización, y el transporte, con millones de focos emisores dispersados en cualquier parte del territorio y de difícil control. Las emisiones de la industria crecen anualmente un 0,5%, mientras que las del transporte crecen 10 veces más, un 5% cada año, alcanzando las 7.200.000 toneladas de CO2 (equivalente) durante el 2005. De todas ellas, los vehículos a motor (especialmente coches y camiones) son responsables del 94%.De hecho, mientras la industria avanza aplicando medidas de eficiencia energética cuyos costes son asumidos como gastos productivos; el transporte continúa basándose en los combustibles fósiles. Las experiencias basadas en las energías renovables son aún incipientes y, en algunos casos, anecdóticas.

El motor de explosión: un modelo ineficiente

En la sociedad de la innovación y el conocimiento, se hace difícil entender como los nuevos vehículos, en teoría cada vez mejores, continúan basando su funcionamiento en un invento del siglo XX, el motor de explosión. Se trata de un ingenio que sólo aprovecha el 15% de la energía que contiene el carburante, ya que pierde el resto en forma de calor y de rozamiento mecánico.El transporte representa uno de los principales sectores económicos mundiales y, a su vez, el principal consumidor de energía, con un 40% de la energía primaria (porcentaje que aumenta en un 6% año tras año).Cada litro del carburante con que alimentamos nuestros vehículos privados, genera unos 2,5 kg de CO2 Durante la vida útil de nuestro automóvil (unos 150.000 km) habremos generado, pues, unos 15.000 kg de CO2

¿Qué es la movilidad sostenible?

Es un sistema de movilidad que permite el transporte de personas y mercancías a unos costes sociales y ambientales menores a los actuales, reduciendo el peso del vehículo privado como medio de transporte y del petróleo como fuente de energía. La movilidad sostenible implica profundos cambios en el comportamiento humano a fin de garantizar la calidad de vida actual y de las generaciones futuras. No es un simple cambio de fuente de energía, sino que también implica cambios de medios de transporte. La movilidad sostenible se sustenta en estos tres pilares fundamentales e inseparables: • racionalización y restricción del uso del vehículo privado• potenciación del transporte público• planificación territorial adecuadaSi falla una de estas tres premisas, la movilidad se dispara y se vuelve insostenible. No existen modelos del transporte público que funcionen exitosamente sin una previa restricción del uso del vehículo privado o una planificación territorial adecuada. Las fórmulas para la movilidad sostenible que obvian uno de los tres pilares acaban fracasando.Racionalización y restricción del uso del vehículo privadoLos vehículos privados (coches, motos y camiones), que en tiempos de paz se han convertido en la primera causa de muerte antropológica y en los principales consumidores de espacio y energía, deben corregirse en cantidad y calidad. Calidad. El vehículo privado debe mejorar su eficiencia energética para seguir satisfaciendo las necesidades del transporte, debidamente racionalizado entre el resto de medios de transporte. Si la única opción posible es el coche, también podemos racionalizarlo fácilmente. En primer lugar, una cosa tan sencilla como conducir de forma eficiente para reducir el consumo de carburante. Circulando a 100 km/h en lugar de a 120km/h, por ejemplo, la disminución del consumo es del 44%. Evitando los acelerones y las frenadas bruscas, o manteniendo en buen estado el vehículo, constataremos rápidamente como el depósito tarda más en vaciarse.Cantidad. La cantidad de vehículos producidos en el mundo, a razón de uno por segundo, debe reducirse para permitir la movilidad de todos los ciudadanos sin excepción, en términos de igualdad y capacidad. No se puede considerar el acceso al vehículo privado como un derecho a la movilidad, puesto que es inaccesible a todos los ciudadanos (casi el 50% de la población no tiene carné de conducir), congestiona las ciudades sin permitir una movilidad mayoritaria y compromete la salud de sus habitantes. Por lo tanto, deberán buscarse alternativas para satisfacer el derecho a la movilidad basadas en la ecomovilidad. La ecomovilidad es aquel conjunto de medios de transporte con bajo impacto que, combinados o en solitario, permiten el derecho a la movilidad sin degradar la salud de los seres humanos ni los recursos de futuras generaciones. Forman parte de este conjunto los desplazamientos a pie, en bicicleta, en transporte público, en coche compartido o en “carsharing” (flotas multiusuario). Hay que tener en cuenta, además, que el 80% de los vehículos que circulan de manera habitual están ocupados por una única persona y, por lo tanto, consumen mucha energía y generan una gran cantidad de emisiones. Así pues, ¿por qué no compartirlo con otras personas que tengan un trayecto común? O mejor aún, ser partícipe del proyecto CarSharing, mediante el cual podemos utilizar un coche cuando lo deseemos sin los inconvenientes y gastos que supone tenerlo en propiedad: mantenimiento, reparaciones, seguros... Sólo se pagará por el uso que se realice. La oferta de la ecomovilidad debe ser mejorada para que pueda acoger a muchos de los actuales usuarios del vehículo privado. Para transferir viajes de la moto, el coche o camión, hacia la ecomovilidad; se debe reorganizar el espacio público existente y adaptarlo para permitir desplazamientos de forma sostenible, cómoda y segura. Ello implica mejorar y ampliar las aceras e itinerarios a pie, crear mallas conectadas de zonas 20-30 para la circulación de bicicletas y transporte de reparto, crear carriles bici donde el resto de vehículos vayan a 50 km/h, priorizar la circulación de transportes públicos sobre los privados mediante carriles exclusivos y prioridad semafórica y, en mercancías, fomentar el uso masivo del ferrocarril y del barco.Potenciación del transporte públicoFerrocarriles. La producción de electricidad de origen renovable y no contaminante, como la eólica, la hidráulica o la fotovoltaica, supera con creces las necesidades de consumo energético de nuestra red de transporte público eléctrico, el tren, el metro y los tranvías.Autobuses. En el sector del transporte se comienza a apostar por las formas de energía renovables o menos contaminantes, si bien más lentamente de lo que sería deseable. Se trata de los biocombustibles de origen vegetal (como el biodiesel), el gas natural, los gases licuados del petróleo y, todavía en una etapa incipiente, la pila de hidrógeno. Este abanico de opciones debe contribuir a avanzar hacia un futuro energético de la movilidad más diversificado y con menos impactos ambientales.En ciudad. Los medios de transporte público urbano son diversos según la proporción en que combinen accesibilidad y rapidez. Autobús, metro, tranvía, tren ligero y convencional ofrecen una respuesta satisfactoria a la movilidad urbana cuando se combinan de forma inteligente e integrada en la ciudad. En ciudades pequeñas y medianas, el transporte público en superficie (autobús y tranvía) ofrece las mejores prestaciones si circula en plataforma reservada en zonas colapsadas y dispone de prioridad semafórica cuando la necesite, aportando una buena accesibilidad a la vez que velocidad. En ciudades más extensas, al transporte público de superficie se debe añadir una red troncal de pocas paradas y líneas troncales de metro, de autobuses de alta capacidad o trenes convencionales que compensen los trayectos más largos. En áreas metropolitanas más dispersas será necesario el establecimiento de trenes de cercanías, ligeros o corredores de autobuses de alta capacidad. Todo ello creando mallas que estructuren la totalidad de las regiones metropolitanas. No necesariamente hay que duplicar la red de carreteras existente para un transporte público viario o ferroviario, ya que se podrían optimizar las infraestructuras existentes, pensadas exclusivamente para el vehículo privado.Entre ciudades. El transporte público no acaba en la ciudad, puesto que gran parte de la congestión y contaminación procede de vehículos que vienen de fuera. Es por ello que es tan importante dotar de transporte público las grandes ciudades como las zonas interurbanas. Es muy importante crear un servicio integrado de ferrocarriles y autocares coordinados en horario que cubran la totalidad del territorio en función de la demanda. La clave del éxito. Contrariamente al pensamiento mayoritario, el éxito de un transporte público no depende del grado de inversión económica en nuevos kilómetros de infraestructura, aunque estos puedan ser necesarios. Para que una red de transporte público tenga éxito y capte usuarios procedentes del vehículo privado, sus trenes y/o autobuses deben circular con prioridad de paso sobre resto de vehículos. Esta prioridad no significa necesariamente un túnel o viaducto, ya que también puede garantizarse con un carril de circulación protegido para autobuses, una plataforma reservada de tranvía, la circulación de transportes públicos por el centro de la calzada con andenes, o un sistema de prioridad en los semáforos. En cualquier caso, la congestión de tráfico no puede argumentarse contra los nuevos espacios reservados para el autobús o tranvía, puesto que el transporte público es su única solución al colapso. Existen diversas opciones para liberar a la ciudad del tráfico y resolver así su transporte público, como por ejemplo los peajes ecológicos, la construcción de park&ride, la diversificación horaria del reparto de mercancías o una regulación estricta del aparcamiento.Planificación territorial adecuadaZonas medianamente densas. Las ciudades, donde vive la mayoría de la población urbana de Occidente y donde vivirá la mayoría del mundo dentro de unos años, deben organizarse en función del transporte público. La planificación territorial debe facilitar el máximo de accesibilidad a las redes del transporte público, para evitar al máximo aquellas zonas únicamente accesibles en vehículo privado. Las urbanizaciones dispersas de casas aisladas son el máximo exponente de una planificación territorial insostenible, ya que es muy difícil aportarles cobertura con transporte público. El transporte público antes que la ciudad. Del mismo modo que a nadie se le ocurriría habitar una urbanización sin acceso viario, hay que evitar urbanizar zonas no servidas por el transporte público. Se trata de evitar un vicio muy extendido en la actualidad: que el transporte público llegue después de la urbanización, cuando todo el mundo ya ha adoptado el vehículo privado como forma de movilidad.Para lograr un verdadero cambio en la movilidad, el transporte público, peatones y bicicletas deben pasar ser el centro de toda la planificación territorial y promoción urbanística.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aquellos comentarios que contengan expresiones ofensivas para la dignidad humana, racistas, xenófobas, de apología o incitación a la violencia o que atenten contra los principios de la convivencia democrática, serán automáticamente eliminados.

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.