lunes, 4 de junio de 2007

La bici gana adeptos como medio para ir al trabajo...en otras ciudades.




Javier F. Magariño,
5 Dias


En España crece el uso urbano de la bicicleta. Ayuntamientos como los de Madrid o Barcelona desarrollan planes para fomentar la bicicleta como medio de transporte para ir al trabajo. Un grupo de ciclistas habla de sus experiencias camino de la oficina.
El joven de la empresa que a duras penas puede permitirse el billete del autobús comienza a contagiar a su jefe, el que conduce un último modelo y aparca a unos metros del despacho. Ya no es extraño que ambos acudan al trabajo ahorrando combustible, eludiendo atascos, sin contaminar y, además, haciendo ejercicio. Es decir, pedaleando.
España no es Holanda, Bélgica o Finlandia en iniciativas a favor de la bicicleta, pero surgen propuestas y se aprecia un cambio de mentalidad. Y si no, ¿qué hace un servicio de préstamo de bicis en la estación de Renfe de Fuencarral (Madrid)? En este caso, se trata de convencer a los empleados de los parques empresariales Las Tablas y La Moraleja de que pueden llegar a sus puestos, a unos tres kilómetros, sin subirse a un taxi o al autobús.
'Combinar bicicleta y tren es el modo más práctico y rápido de llegar a mi trabajo.
La puntualidad está asegurada, no contamino y me mantengo en forma', cuenta Ángel Postigo, profesor del Instituto Las Veredillas, de Torrejón de Ardoz (Madrid), que no recuerda en qué momento dejó de jugar con la bici para empezar a usarla como medio de transporte. Ángel, de 36 años, vive a 13 kilómetros del instituto, de los que 3,5 kilómetros, por los cascos urbanos de Alcalá de Henares y de la citada ciudad de Torrejón, los hace en bici. Para él es una forma de liberarse del estrés: 'La salud y el buen humor que me proporciona la bicicleta repercuten positivamente en un trabajo exigente y de alta tensión como es el de profesor de secundaria'.
Isabel Herraiz, vecina de Málaga de 50 años, cree que en España lo que sobran son excusas para no cambiar el chip: 'Ir en bici es más complicado en países como Alemania u Holanda, donde llueve con frecuencia, y allí hay un convencimiento unánime. La verdad es que en bicicleta ni se suda tanto ni las ciudades españolas tienen tantas cuestas como se dice'.
Ninguno de los dos tiene la suerte de vivir en Barcelona, cuyo carril bici tiene más kilómetros que el propio Metro. Tampoco tiene esa ventaja Juan Manuel Zurita, un cordobés que ha disfrutado del privilegio de llegar andando al trabajo, en la Biblioteca de Córdoba, hasta hace un par de meses. La instalación ha cambiado de barrio y Zurita ha recurrido a la bicicleta para cubrir los tres kilómetros que le separan de su destino. 'Atravieso el casco histórico en unos 15 minutos', declara este ayudante de biblioteca de 45 años. Para él es 'todo un placer' a pesar de que, a la vuelta, la temperatura se duplica y tiene un tramo final cuesta arriba. 'Por comodidad y conciencia ecológica casi no uso el coche'.
Según datos que maneja la asociación ConBici, más del 30% de las veces que se arranca un automóvil en Europa se hace para cubrir una distancia inferior a 3 kilómetros. 'Estas rutas pueden afrontarse en bicicleta en unos 15 minutos. Así, evitamos los efectos negativos para el medio ambiente y realizamos la actividad física diaria recomendada', recomienda el colectivo. Otra cifra que manejan e invita a reflexionar es que, en 2010, el 40% de las emisiones de dióxido de carbono dependerán del transporte. Colectivos como éste piden medidas de seguridad a favor del ciclista y que se fomente el respeto hacia quien se ha decidido por moverse a la europea.
'La bici sirve para saborear más la ciudad'
Rafael Martínez. Ejecutivo de cuentas de la agencia de diseño Fósforo
En Fósforo, firma madrileña dedicada al diseño, trabajan siete profesionales que apenas han entrado en la treintena. Cada mañana tres acuden a la agencia en bici y una cuarta componente del equipo está a punto de hacerlo. Rafa Martínez, ejecutivo de cuentas, vive en la Glorieta de Quevedo (Madrid) y esquiva coches y peatones hasta la calle Arrieta, junto al Teatro Real. 'Son un par de kilómetros que hago en unos seis minutos, pero si tuviera más distancia desde casa al trabajo también utilizaría la bicicleta. Creo que me sirve para saborear más la ciudad y eso es positivo', argumenta este malagueño afincado en Madrid.
Para él, el lado negativo está en 'la falta de civismo de los conductores', además de criticar los requerimientos que se van exigiendo a los ciclistas: 'Nos obligan a usar casco, chaleco reflectante, se nos prohíbe ir por la acera… sólo falta que nos cobren un impuesto por pedalear'.
'Cada vez somos más en la calle'
Lluis Brau. Arquitecto
Lluis Brau duda de si es un buen ejemplo para un reportaje a favor del uso urbano de la bicicleta. 'No soy un fundamentalista de la bici ni participo en pruebas deportivas ni nada parecido', aclara cuando es contactado.
Lo cierto es que la relación de este arquitecto barcelonés, de 65 años, con las dos ruedas tiene más de interés que de cariño: 'Utilizo la bici porque la considero más útil que el coche para moverme por Barcelona', dice. 'Bueno, en realidad, también estoy convencido de que es mejor para la propia ciudad', matiza este usuario de portafolios anclado a la rueda trasera.
Para Brau es plato de mal gusto mezclarse con los coches cada mañana, por lo que es capaz de dar un rodeo con tal de no abandonar el carril bici. Si llueve no se expone a pedalear, pero si el día sale medianamente despejado recorre entre cinco y diez kilómetros por jornada. 'He leído por ahí que sólo en Barcelona ya somos entre 50.000 y 70.000 los ciclistas que nos acercamos en bici a trabajar. Desde luego cada vez veo más por la calle', sentencia.
'Hay un ritmo para no sudar'
Eduard Castells. Jefe de compras del Ayuntamiento de Barcelona
Si hay un convencido en Barcelona sobre el uso urbano de la bici ese es Eduard Castells, jefe del Servicio de Compras del Ayuntamiento. Como el que lleva un PC portátil, su modelo plegable sube con él al despacho, viaja en el maletero del coche o entra en casa. Cada día, desde 1995, le ayuda a recorrer un trayecto de 20 minutos a través de carriles especiales.
Castells ataja cualquier tipo de reticencia aplicando la lógica: 'Se puede llegar a sudar más en un autobús que pedaleando. Hay un ritmo similar al de caminar en el que no sudas, por lo que no es necesario cambiarse al llegar a la oficina'.
Su opinión es que este tipo de transporte se impondrá en las ciudades españolas, pero echa de menos un cambio de mentalidad: 'Hay gente que ha llegado a cierto nivel en su carrera profesional y piensa que trasladarse en bici desprestigia, pero quien la usa logra mejorar su forma física, contribuye al cuidado del medio ambiente, ahorra dinero y, en muchas ocasiones, gana tiempo', dice.
Uno de sus vecinos 'de treintaitantos años', directivo de La Caixa, ya le copia: 'Todas las mañanas iba a al trabajo en coche hasta que me vio usar la plegable y se compró una. Por lo visto se ha ahorrado más de un atasco'.
'Hago 29 kilómetros diarios'
Jesús Navalón. Directivo técnico de Telefónica
A sus 44 años ya no es un crío y su carrera profesional ha pasado por distintas fases, pero Jesús Navalón, responsable técnico del Centro de Atención al Cliente y Transmisión Internacional de Telefónica, mantiene una costumbre diaria en el camino que va de su casa a la mesa de tarea: pedalear. Usaba la bicicleta cuando trabajaba en Tarragona o Valencia y lleva tres años haciéndolo en Madrid. 'La utilizo todo el año y el frío no es problema para el ciclista. Lo peor son los días de lluvia copiosa, pero en Madrid no hay muchos de esos'.
Su etapa diaria mide 29 kilómetros. Jesús vive en Vallecas; pedalea tres kilómetros hasta la estación de tren de El Pozo y llega a Telefónica sin mucho más esfuerzo, donde tiene una jornada de siete de la mañana a tres de la tarde. Es a la vuelta cuando se enfrenta a los 26 kilómetros del trayecto. 'En el contador electrónico que tengo desde hace año y medio se puede leer 5.430 kilómetros. Es decir, 1,14 toneladas de dióxido de carbono ahorradas a la atmósfera'.
'Ir por la acera no es solución'
Isabel Herraiz y Trini Nicolás. Profesora de alemán y economista
Si se cruzan en Málaga con una mujer de 42 años, en bici, con tacones y chaqueta, puede que se trate de Trini Nicolás Gil. Economista del departamento de Formación del Instituto Andaluz del Deporte, se queja de la falta de infraestructuras para gente como ella: 'Podemos ir por la acera, pero eso crea problemas a los peatones. No debería ser una solución definitiva'. Cuando Trini dejó atrás la infancia no volvió a acordarse de una bicicleta hasta los 30 años: 'No se precisa un modelo caro ni una tremenda forma física'.
Esta malagueña pertenece a la asociación Ruedas Redondas, cuya presidenta, Isabel Herraiz, predica con el ejemplo. 'No tengo coche por una opción personal y me desplazo en bici prácticamente siempre'. Su reto diario mide 11 kilómetros, entre la zona Este de Málaga y el Campus de la ciudad, donde imparte clases de alemán.
Isabel vivió nueve años en Berlín, de donde se trajo la costumbre de saborear cada rincón de la ciudad: 'Pedalear cuatro o cinco kilómetros junto al mar es un regalo que me hago cada día'. Además, es número dos por Los Verdes en las próximas elecciones municipales y su carácter es reivindicativo. Junto al guardabarros trasero de su bicicleta se puede leer: 'Carril bici ya'.
Políticas a favor
Anillo verde.
64,2 kilómetros de vía exclusiva para el uso de ciclistas rodean la ciudad de Madrid conectando 17 parques y otras tantas instalaciones deportivas. Esta semana se ha abierto la tercera y última fase, con el alcalde, Alberto Ruiz Gallardón (en la imagen), como primer usuario. Su carácter de circunvalación ha hecho que se escuchen voces críticas que hacen hincapié en que se trata de una infraestructura pensada para un uso recreativo, no para enlazar la periferia con el centro de la capital.
Bicing. Bicing es el sistema por el que los barceloneses pagan seis euros al año a cambio de utilizar una de las 750 bicicletas públicas apostadas en 50 estaciones. Los abonos se solicitan en www.bicing.com, página que ha registrado 10.000 peticiones desde el pasado 22 de marzo, fecha en que echó a rodar la iniciativa. El servicio es tan sencillo como retirar la bicicleta, usarla durante el trayecto y devolverla en la estación más cercana al destino del usuario. Los primeros treinta minutos están incluidos en la tarifa de abonado. A partir de ahí, se paga por un máximo de dos horas. El objetivo es que 3.000 bicis de Bicing circulen por la Ciudad Condal a finales de año. Para entonces, el compromiso del Ayuntamiento es haber instalado 200 estaciones.


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