jueves, 24 de diciembre de 2009
Una oportunidad histórica ante la llegada del Ave
MARIO GAVIRIA Y JOSÉ MARÍA PEREA
El ministro de Fomento, en su reciente visita a la provincia de Alicante, confirmó que el Ave llegará a esta tierra en los primeros meses de 2012. Será, tras la construcción del aeropuerto de El Altet, la infraestructura más importante realizada en este territorio desde que hace más de 150 años quedara conectado por vía férrea con Madrid, en la que entonces fue la primera línea ferroviaria en España de largo recorrido. El Ave supone la integración en la más importante red ferroviaria de alta velocidad en el mundo (la española), una red con ancho europeo que pone Alicante en el mapa de las grandes infraestructuras de comunicaciones de la UE. De las comunicaciones que son el futuro, tanto para el transporte de viajeros como de mercancías, en un mundo globalizado y cada vez menos dependiente del petróleo como fuente de energía.
La experiencia española del Ave está bien documentada con hechos. Se ha convertido en el medio más eficaz de transporte de viajeros, por sostenible, en distancias de hasta 1.000 kilómetros; es decir, para atravesar la península. Un transporte que utiliza electricidad gracias a la gran potencia de energías renovables instalada en nuestro país, que no emiten CO2 a la atmósfera. Un medio de transporte tan poderoso que transforma el territorio más próximo y lo convierte en un espacio de competitividad y de nuevas oportunidades económicas (localización empresarial, turísticas, residenciales, etc.)
Estar fuera de la red Ave es quedarse fuera de un espacio de futuro. Por eso es tan importante que Alicante, en este momento histórico, mida bien sus decisiones. Cuando a mediados de los años noventa se encargó el estudio de actuación ferroviaria en la ciudad de Alicante no se pensó en la llegada del Ave. Por eso se trabajó en una solución de estación término en el mismo centro del casco urbano. Una solución de modernización y de actuación urbanística puntual pero no de transformación del territorio, metropolitano en su sentido más amplio, como supone la conexión a la red europea de alta velocidad ferroviaria. El Ave no es para llegar en tren a comprar cruzando la calle o para gestionar papeles en oficinas cercanas. El tren de alta velocidad es para comunicar territorios, para vertebrar en red la práctica totalidad de las capitales españolas. Y en un futuro, no muy lejano, para conectarse mediante un medio de transporte colectivo muy potente con Portugal, Francia y el Norte de Italia.
Creemos que todavía estamos a tiempo de apostar por una llegada del Ave a la ciudad de Alicante adecuada a las necesidades de ese medio de transporte y al servicio de un territorio que no sea estrictamente el de la capital de la provincia. El mantenimiento de la estación en la avenida del marqués de Salamanca, tal y como se proyectó cuando no se vislumbraba la llegada del Ave, no sirve ni siquiera para la comarca de L'Alacantí. La ciudad no dispone en esa zona de viarios y medios de transporte de accesibilidad sostenible. Ya es en estos momentos una parte congestionada, ruidosa y nociva para la salud. ¿Qué será cuando a los flujos existentes se unan los usuarios de la futura estación intermodal (tren y autobús)?, ¿se lo imaginan por un momento?
El emplazamiento actual no resuelve los problemas de accesibilidad, y menos si pensamos en términos de sostenibilidad medioambiental, de grandes zonas de la ciudad y de la comarca (San Vicente del Raspeig, Sant Joan d'Alacant, Mutxamel y El Campello, cuyo término se solapa con La Marina Baixa). Tampoco serviría para la Foia de Castalla, tan cercana hoy a través de la autovía central. Por eso pensamos que, pese a lo avanzado de las obras, es posible pensar en un emplazamiento de la estación que satisfaga tanto las necesidades de hoy como las de un día de mañana muy lejano.
Es necesario un emplazamiento que no colapse la ciudad de Alicante y que sirva a un territorio de la provincia más amplio que el término municipal de la capital. Un emplazamiento que, estamos seguros, reforzaría más a la ciudad en la provincia, y en España y Europa, que una estación término en un fondo de saco en el centro del casco consolidado y colmatado.
Un emplazamiento como el que fue propuesto hace poco más de un año por la Plataforma Comarcal por la Movilidad Sostenible de L'Alacantí (la PCM, en la que participan activamente colectivos ciudadanos de todo tipo, con un fuerte componente ecológico), que, además de generar una gran superficie verde para una zona de la ciudad carente del mismo, permita que el Ave entre en la ciudad de Alicante de forma que no añada problemas de sostenibilidad ni cercene soluciones de futuro.
Un futuro que ya contempla la conexión con el aeropuerto-Elche-Orihuela-Murcia-Cartagena (con la extensión hasta Almería y la red andaluza) y debiera vislumbrar la conexión ferroviaria hacia el territorio turístico por excelencia de la Comunidad Valenciana, que son las dos Marinas con Benidorm como primer destino turístico español. Un emplazamiento, en definitiva, que permita tanto una fácil interconexión con el sur de la provincia y de España como no dejar fuera del acceso a la red Ave, en el momento en que pueda plantearse, a los cientos de miles de habitantes de La Marina Baixa y parte de La Marina Alta así como a los millones de turistas que usan el tren o el avión para llegar a Benidorm.
Parece sorprendente, desde el punto de vista de una inversión tan costosa como la línea del Ave desde Madrid a Castilla La Mancha-Valencia-Castellón y Alicante-Elche-Murcia-Cartagena-Almería, que no se haya pensado en la demanda de viajeros generada por un destino como Benidorm-Les Marines que atrae cada año a millones de visitantes. Las inversiones de la Generalitat en el TRAM, tan eficaces en las comunicaciones ferroviarias de cercanías y su conversión en tranvía en las ciudades, son insuficientes para las demandas turísticas de hoy y de mañana. Son actuaciones de intermodalidad no de integración en los servicios de una red ferroviaria de altas prestaciones.
El Ave es una gran oportunidad para Alicante. Los futuros trazados por el Arco Mediterráneo (Alicante-Valencia por La Encina conectará con Tarragona-Barcelona y el territorio transpirenaico francés en tiempos competitivos con el coche) y Mediterráneo-Cantábrico (por Teruel y el valle del Ebro hasta Navarra, País Vasco y Cantabria) refuerzan más si cabe la necesidad de aprovechar al máximo, y con una visión a largo plazo, las decisiones que se vayan a tomar en los próximos días, cuando vuelva a reunirse la sociedad pública AVANT integrada por el Ministerio de Fomento, la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de la ciudad de Alicante. No podemos seguir en los planteamientos de los estudios de un PERI como el planteado entonces sino ante una decisión estratégica, para muchos años. Una decisión que todavía es posible porque la ciudad de Alicante tiene que aprobar en 2010 su nuevo Plan General y porque, acertadamente, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana ha paralizado el controvertido plan parcial de iniciativa privada en Rabassa por su desvinculación del planeamiento global como es el del PGOU en trámite.
El mundo cambia muy rápido; o cambiamos nuestro modo de pensar o nos quedaremos, pese al Ave, de nuevo a la zaga. Todavía estamos a tiempo si todas las administraciones públicas concernidas lo quieren. La Diputación, en su Programa Innovación+Territorio, elaborado con Caja Mediterráneo, aboga por infraestructuras potentes con una visión territorial amplia, llámese área metropolitana, funcional o intercomarcal. Si el Ave va a llegar en 2012 en una solución provisional (un parque de vías al aire libre) todavía podemos abordar una solución ferroviaria definitiva que conjugue el destino Alicante con la futura conexión al aeropuerto y a la nueva estación de Elche y la pretensión de los habitantes y la economía de Benidorm-Les Marines de no quedarse excluidos de una red de comunicaciones internacional por medio centenar de kilómetros. Sería paradójico que Huesca, Teruel o Soria tengan mañana conexión ferroviaria de altas prestaciones (Huesca ya la tiene en funcionamiento) y que el quinto aeropuerto español y la parte más importante del turismo de la Costa Blanca (en oferta hotelera, generación de riqueza y puestos de trabajo) se quedaran al margen por el diseño de una estación en un lugar inadecuado. Debemos aprovechar al máximo esta oportunidad histórica de integración de buena parte de la provincia de Alicante en las redes de comunicaciones sostenibles del futuro. Y hacerlo con una solución para Alicante que sea acorde con su papel de centralidad como ciudad de Servicios de un amplio territorio.
Mario Gaviria es sociólogo y Premio Nacional de Medio Ambiente. José María Perea es periodista.
Fuente:Información.es
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